Si los tacos fueran piratas, El Dorado sería ese cofre lleno de oro escondido en medio de la colonia Las Hadas Mundial 86. El lugar no tiene pinta de joya gastronómica —decoración austera, pocas mesas y sin rastro de letrero luminoso—, pero como todo buen tesoro, su valor está en lo que guarda dentro.

La carne al pastor es una grata sorpresa: jugosa, bien marinada y con un adobo que respeta la vieja escuela. Lo mejor: ese dorado crujiente con sabor a carbón que te recuerda por qué el fuego directo es el mejor condimento.
Las tortillas son grandes, firmes y bien bañadas en grasa (como Dios manda). Los tacos llegan generosos; una orden de cinco y te vas cantando.

Las salsas, aunque cumplen, no roban cámara: verde taquera, verde cruda y roja de chipotle, todas funcionales, ninguna legendaria. Aun así, el conjunto se defiende con personalidad.

Eso sí, el lugar es pequeño y el menú limitado, pero el sabor lo compensa todo. El Dorado demuestra que no necesitas un letrero ni sillas de diseño para ser grande.
Un taco al pastor digno de su nombre: un hallazgo dorado en Puebla. ⭐️⭐️⭐️⭐️ 4.5/5
Sabor: 🌮🌮🌮🌮🌮
Salsas: 🌮🌮🌮🌮
Tortillas: 🌮🌮🌮🌮🌮
Tamaño: 🌮🌮🌮🌮🌮
Servicio: 🌮🌮🌮🌮🌮

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